Hachís de Marruecos

agosto 23, 2016 10:14 am

Extracciones 02, Hachís de Marruecos

Empezamos con el hachís de Marruecos.

Para cualquier residente en suelo español hablar de hachís, extracciones y derivados es sinónimo de hablar de hachís de Marruecos. Hoy en esta sección de extracciones toca hacer un viaje a este país vecino y observar in situ su especial sistema de extracción de hachís, “el Apaleao”.
Hablar del hachís marroquí es remontarnos siglos y siglos atrás para comprobar que se trata de un ancestral arte del cultivo de la planta del Kiff, como allí se le denomina a esta landrace Rifteña de Cannabis sativa.
Amplios y bastos campos de cultivo de Kiff alfombran, entre bosques de cedros y cultivos de olivo, los suelos de la cordillera del Rift. Cuando circulas por la carretera sólo tienes que fijar la vista en el entorno para comprobar la continua sucesión de plantaciones de Kiff.

La cannabicultura rifteña.

Valle de cannabis en Marruecos.
Pero vayamos a la parte que nos interesa dentro de la cannabicultura rifteña. Las técnicas de cultivo y de extracción en seco, que permiten obtener su preciado hachís. Motor económico de la sociedad rifteña.
La sucesión continua de cultivos durante siglos ha producido un daño considerable en la fertilidad de los suelos. Hay que comprender que se trata de una zona con escasa precipitación y limitados recursos hídricos. Y donde apenas hay insumos para realizar correctos abonados.
Si observamos los cultivares marroquíes de cannabis comprobamos como los suelos son demasiados pobres en materia orgánica. Así nos lo indica la palidez del color del mismo.
Las fuertes pendientes también son otro factor negativo de cultivo. La excesiva inclinación de las tierras de cultivo hace que la poca lluvia que cae corra ladera abajo y no sea aprovechada por los cultivos en su totalidad.
Además el riego se hace con sistemas de aspersión que tampoco optimiza al máximo el recurso del agua.
El marco de plantación también limita bastante la calidad y producción. El realizar siembras espesas para cultivar un mayor número de plantas no es equivalente a un aumento de la producción. Sino más bien todo lo contrario.
En otras regiones del planeta para obtener una mayor producción y calidad se retiran los machos, dando lugar al denominado “cultivo sin semilla”. Pero en Marruecos no sucede así.

Técnica de polinización no controlada.

Campo de cannabis en Marruecos.
Esta técnica de polinización no controlada y no selectiva también ha supuesto un factor influyente en la degeneración genética de la landrace Rifteña. La producción excesiva de semilla merma de forma considerable la calidad y producción final.
El método de cosecha no es menos rudimentario. Se arrancan una a una las plantas con raíces incluidas. Claro está que la tierra que queda pegada a las raíces en muchas ocasiones pasa a formar parte también del hachís.

El secado.

Secado de cannabis en Marruecos.
En cuanto a la técnica de secado también deja mucho que desear. Dada la escasez de recursos y de instalaciones adecuadas, los fardos de 20-30 plantas se apilan al sol para que sequen lo más pronto posible. La exposición solar degrada los cannabinoides, el THC se oxida y transforma en CBN, perdiendo potencia la yerba obtenida.
Toda esta mala gestión del cultivar del kiff ha derivado en una paulatina degeneración de esta variedad local de cannabis, a la que muchos cannabicultores de la región ya han comenzado a sustituir por otras variedades que ellos denominan Jardala.
Denominan Jardala a toda variedad aloctona que no es el Kiff. Bien promovida por los propios intereses europeos, ó por un aumento en la productividad, lo cierto es que las variedades aloctonas han comenzado a desplazar a la mítica planta de Kiff, que se está viendo relegada al ostracismo.
Sería conveniente por el bien de la supervivencia del Kiff, que se procediera a protegerla haciendo un exhausto trabajo de campo selectivo que permite volver a recuperar todo el esplendor de esta mítica variedad.

La técnica de extracción en seco estilo marroquí.

Pero vallamos al meollo del tema. La técnica de extracción en seco estilo marroquí. O lo que es lo mismo “el apaleao”. Por este método se obtiene la resina cristalizada que desprenden los cogollos al ser golpeados.
La calidad de la materia prima, la porosidad del tamiz y la fuerza mecánica aplicada están relacionadas directamente con la cantidad y calidad del hachís que se puede obtener.
De la técnica del apaleao es como se obtiene el mejor hachís marroquí conocido. El Doble 0 o Sputnik, este último nombre en honor a la mítica misión espacial rusa.
El Doble 0 está elaborado con los primeros cristales que se desprenden de los cogollos cuando son golpeados. Es la primera pasada por el tamiz. La que deja menos impurezas y permite que caigan los cristales por gravedad.
A medida que le van dando más pasadas a la misma materia vegetal, se van elaborando hachises de calidad paulatinamente inferior. Así repetidamente hasta el punto que los cogollos dejan de producir hachís aunque se golpeen con total brusquedad.

Se trata literalmente de apalear la yerba.

Apaleado del cannabis.
Y a medida que se aumenta la brusquedad de la técnica se desprenden cada vez más partículas de materia vegetal que también traspasen los cedazos. El hachís que va resultando presenta un mayor número de impurezas. Y una inferior calidad final.
Para realizar este método se necesita un tamiz o cedazo, unas pequeñas varas y un trozo de plástico. La porosidad del tamiz debe rondar entre las 38 micras de ancho de celda, hasta las 220 micras. Cuanta más ancha mayor será el número de impurezas. Para el apaleado basta con contar con dos palos de más de 40 centímetros de longitud.
La forma de proceder es bastante sencilla. Lo primero es quitar el mayor número de palos y hojas posible. Durante esta operación los dedos quedan impregnados de resina, como si de charas se tratara.
Una vez limpia de palos tomamos la materia vegetal resultante. La depositamos sobre el tamiz y la cubrimos con el plástico para que retenga la materia vegetal. En cuanto está todo listo se procede a golpear sucesivamente con las varas sobre el plástico para forzar que la resina se desprenda de la materia vegetal.
El sonido de las varas simula el compás de un tambor.
Cuando se ha obtenido todo el polen posible, entiéndase por polen a la forma vulgar de denominar al fino polvo de cristales de resina, sólo queda darles calor para poder trabajarlo. Y elaborar el hachís definitivo.

Escasa productividad.

Hachís recien extraido.
Se estima que la producción es de un 1% en cada pasada. O sea, que por cada 100 kilos de cogollos se obtiene un único Kilo de hachís de primera calidad. Otro de segunda. Otro de tercera. Y así hasta que deje de dar polen. Esto nos indica la escasa productividad que tienen los cultivos marroquíes.
El fino polvo obtenido se amalgama con calor obteniendo así el preciado hachís marroquí.Los cannabinoides, terpenos y otras sustancias que contenga son las que terminarán por definir el aspecto, el aroma, el sabor y el efecto final.
Y como no podía ser de otra forma en esta región del planeta, no hay mejor forma de apreciar las cualidades del producto obtenido que degustarlo a la fresca. Y con un buen té moruno entre las manos.
Espero que os haya gustado este capítulo de extracciones sobre el método apaleao marroquí. En próximos programas más. Y recordar ¡No dejéis de vemos y de compartirnos!

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